“La dicha se conquista no con batallas épicas, sino con la rendición serena a la maravilla del ahora.”

No necesitas escalar montañas legendarias ni derrotar dragones para alcanzar la dicha. Su secreto yace en la habilidad de rendirse, no en el sentido de derrota, sino de entrega. Es soltar la resistencia a lo que es, y abrazar la belleza de este preciso instante. Cuando cesa la lucha contra la realidad y permitimos que la maravilla del presente nos envuelva, descubrimos que la dicha ya estaba aquí, esperando ser reconocida en su simplicidad.