“El placer puro nace de la apreciación del instante, despojado de expectativas.”

La felicidad efímera, ese fugaz deleite, surge cuando aprendemos a saborear el momento presente. Es como morder una fruta madura: el placer está en la explosión de sabor, no en la anticipación de la próxima cosecha.

Libera tu mente de las cadenas de lo que "debería ser" o lo que "vendrá". Enfócate en la riqueza sensorial del ahora: la calidez del sol en tu piel, el aroma de una flor, el sonido de una risa. Este disfrute desinteresado es la esencia misma de la dicha.