“El gozo se teje con los hilos invisibles de la aceptación.”

La felicidad es un tapiz delicado, y uno de sus hilos más fuertes es la aceptación.

Aceptar no es rendirse, sino abrazar la realidad con sus luces y sombras, como un jardinero que cuida tanto de las flores como de las malas hierbas, sabiendo que ambas forman parte del ecosistema.

Al dejar de luchar contra lo que no podemos cambiar, liberamos energía que se transforma en bienestar, permitiendo que el gozo penetre en cada fibra de nuestro ser y germine la satisfacción.