“La felicidad no es un destino, sino el arte de encontrar la dicha en cada paso del camino.”

Esta frase nos invita a cambiar nuestra perspectiva sobre la alegría. A menudo, esperamos que la felicidad llegue con grandes logros o eventos, como si fuera una estación final. Sin embargo, la verdad es que la verdadera dicha reside en apreciar los momentos cotidianos, en la simple satisfacción de una tarea bien hecha o en la calidez de una conversación sincera.

Imagina un jardinero que no solo anhela la floración final, sino que encuentra gozo en preparar la tierra, sembrar la semilla y verla germinar. De igual manera, debemos aprender a saborear cada etapa de nuestra existencia, cultivando la gratitud por lo que ya poseemos y descubriendo placer en las pequeñas cosas que nos regala la vida, creando así un tapiz de bienestar constante.