“El gozo se esconde en los detalles, como un tesoro de bolsillo en la vestidura del día.”

No esperes a los grandes acontecimientos para sentir el gozo. A menudo, la vida teje momentos de pura dicha en las hebras más finas de lo cotidiano. Es el aroma del pan recién horneado, la sonrisa de un desconocido, la ligereza de una pluma que cae.

Estos pequeños tesoros están siempre ahí, esperando ser descubiertos por aquellos que miran con ojos de asombro y un corazón receptivo. Son la garantía de que, incluso en la rutina, la alegría está al alcance de la mano, esperando ser sacada de ese bolsillo oculto.

Mantén tu mirada atenta a estas joyas minúsculas; te sorprenderán con su brillo.