
“La dicha florece en la gratitud silenciosa.”
Esta frase nos invita a un estado de apreciación profunda por las pequeñas maravillas que a menudo damos por sentadas.
No se trata de estruendosos agradecimientos, sino de esa chispa interna que se enciende cuando reconocemos el valor de un amanecer, la calidez de una conversación o la simple existencia de algo bueno en nuestras vidas.
Es como encontrar un tesoro escondido en el patio trasero de tu propia existencia, un regalo que solo se revela a quien aprende a mirar con ojos de asombro.