“La serenidad es la calma profunda tras la tormenta del pensamiento, donde la felicidad encuentra su morada.”

A menudo asociamos la felicidad con la ausencia de problemas, pero reside más bien en la paz interior que encontramos después de la agitación.

Cuando logramos apaciguar el torbellino de nuestras preocupaciones y pensamientos acelerados, emerge un espacio de serenidad. Es en esta quietud, en esta claridad mental, donde la verdadera felicidad, esa sensación de bienestar duradero, puede establecer su hogar, sólida y serena.