“La plenitud no se encuentra en la acumulación, sino en la apreciación del simple acto de ser.”

La plenitud no se encuentra en la acumulación, sino en la apreciación del simple acto de ser.

Nuestra sociedad a menudo asocia la felicidad con la posesión de bienes o el logro de metas externas. Sin embargo, la verdadera dicha surge de la aceptación y el disfrute de nuestra propia existencia.

Considera un pájaro posado en una rama, simplemente cantando. Su gozo no depende de tener un nido lujoso o muchos comederos, sino del puro placer de existir y expresar su ser. Ese es el placer que emana de la apreciación del simple acto de ser.