“La alegría profunda es arquitecta: construye catedrales con ladrillos de instantes”

Soñamos con grandes eventos mientras subestimamos el poder acumulativo de los segundos bien vividos. Como esos albañiles medievales que erigieron monumentos eternos piedra por piedra.

Las catedrales góticas tardaron siglos en completarse. Cada generación trabajó en algo que quizás no vería terminado. Nuestra felicidad también se construye así: con paciencia histórica, sabiendo que cada gesto cuenta en una obra mayor que nos trasciende.