“La plenitud no es un rompecabezas por resolver, sino un mosaico que se recompone con cada nueva pieza de experiencia.”

Obcecarnos con "encontrar el sentido de la vida" puede hacernos perder la belleza del proceso. Como esos viajeros que pasan todo el safari mirando el mapa en vez del paisaje, nos arriesgamos a perder lo esencial por buscar respuestas.

La felicidad madura no es esa foto fija que imaginamos a los 20 años, sino esa película en constante evolución donde cada escena -incluso las difíciles- contribuye a la riqueza del conjunto. El arte de vivir bien está en apreciar el cuadro completo mientras seguimos añadiendo pinceladas.