“El júbilo auténtico es como un faro: no intenta apagar otras luces para brillar más.”

La felicidad segura de sí misma no compite ni compara. Sabe que hay infinitas formas de alegría en el mundo, y que el resplandor ajeno no disminuye el propio. Como un jardín donde distintas flores coexisten sin rivalidades.

Cuando dejas de medir tu dicha contra la de otros, descubres una libertad radiante. Tu luz tiene una calidad única que el universo nunca antes vio, y nunca volverá a ver. Brillar sin pedir disculpas ni hacer sombra a nadie es el mayor acto de autenticidad gozosa.