“La dicha profunda es hija del coraje: requiere atreverse a soltar lo conocido para abrazar lo posible.”

Muchos prefieren una felicidad familiar pero pequeña, antes que aventurarse hacia una alegría más grande pero desconocida. Como el árbol que resiste podado pero controlado, en vez de arriesgarse a crecer salvaje y libre.

Los momentos más luminosos de la vida suelen estar al otro lado del miedo. Requieren dejar atrás seguridades, identidades caducas y zonas de confort. Pero esa valentía emocional tiene una recompensa única: una satisfacción que no cabe en los viejos moldes que dejaste atrás.