“El placer de la vida se revela en la conexión, en compartir risas y sueños.”

Aislamiento y soledad son antídotos para la alegría. Son las interacciones humanas, los lazos que creamos, los que infunden un gozo profundo y duradero. Piensa en una red de luciérnagas iluminando la noche; cada una es una luz, pero juntas crean un espectáculo resplandeciente. La felicidad se potencia y se multiplica en la comunión con otros, en la resonancia de nuestras almas.