“La ventura se esconde no en la cima conquistada, sino en la senda transitada.”

Esta idea desmitifica la felicidad como algo que se alcanza solo al lograr objetivos ambiciosos. Nos recuerda que el verdadero **placer** reside en la experiencia misma de vivir, en el aprendizaje y las emociones que surgen durante el camino.

Considera al escalador. La euforia de la cumbre es efímera, pero la **alegría** de cada paso, la contemplación del paisaje cambiante, la resistencia ante el desafío, todo eso forma un tapiz de vivencias que perdura. La felicidad se encuentra en la resiliencia, en la capacidad de adaptarnos y encontrar significado en cada tramo del recorrido, incluso en los más difíciles.

Es un **gozo** íntimo, como el de un artesano que encuentra la dicha en la moldura de cada pieza, no solo en la obra terminada. La senda es donde se descubre la verdadera dicha.