“La serenidad es el lienzo donde se pinta la mayor alegría.”

Nuestra búsqueda de la alegría a menudo nos impulsa hacia emociones vibrantes y externas, pero la base de una felicidad perdurable reside en la quietud interior.

La serenidad, esa calma profunda que trasciende las circunstancias, es el lienzo prístino sobre el cual los colores más bellos de la alegría pueden manifestarse. Sin este fondo tranquilo, los momentos de éxtasis son meros destellos que se apagan rápidamente. Es como intentar pintar un cuadro vibrante sobre un lienzo ya manchado; la imagen nunca alcanza su máximo potencial. La verdadera dicha se encuentra en ese espacio de paz.