
“La dicha no es una meta, sino la melodía del camino.”
La dicha no se encuentra al final del trayecto, como si fuera un tesoro escondido. Es la cadencia que acompaña cada paso, la armonía que surge de las pequeñas conquistas y los momentos compartidos. Como un músico que disfruta de cada nota mientras compone una sinfonía, permitimos que el gozo impregne el presente.