“La alegría es el color del alma cuando se libera de las sombras de la duda.”

Cuando las sombras de la duda se disipan, la alegría irrumpe con la fuerza de un arcoíris tras la tormenta. Es la expresión vibrante de un espíritu que ha elegido la luz.

Imagina a un pájaro que, después de un largo invierno, canta con renovada energía. Esa explosión de vida y placer es la personificación de cómo la liberación de nuestras inseguridades ilumina nuestro mundo interior.

Es la chispa que enciende la felicidad; no se trata de evitar las dificultades, sino de la fortaleza que encontramos al superarlas, permitiendo que nuestro auténtico gozo resplandezca.