“El eco de tu nombre en la sala del triunfo resuena más fuerte si tu camino estuvo pavimentado con la empatía.”

Imagina que la historia del éxito es como un gran salón donde se celebran las victorias. Sin embargo, la verdadera resonancia, el aplauso que perdura, no proviene solo de la propia hazaña, sino de cómo se logró. Un camino recorrido con consideración hacia los demás, donde se extendió una mano en lugar de un empujón, deja una estela de respeto. La realización compartida, donde el avance propio no menoscaba el de otros, crea una armonía que el tiempo no puede desvanecer, haciendo que el triunfo sea más significativo.