“El verdadero éxito no se mide por los picos que se conquistan, sino por la altura a la que se eleva el espíritu tras cada escalada.”

Alcanzar metas, esos "picos que se conquistan", es una parte importante del camino. Sin embargo, la medida más profunda del "éxito" reside en cómo cada logro impacta nuestro desarrollo interior.

La "altura a la que se eleva el espíritu" se refiere a la sabiduría, la fortaleza emocional y la autoconciencia que ganamos. Es el crecimiento personal, el verdadero tesoro de la experiencia.

Imagina un alpinista que, al descender de una gran montaña, no solo lleva consigo el recuerdo de la cima, sino una perspectiva transformada y un espíritu más fuerte que antes de empezar.