“El éxito es el jardín que florece gracias a la siembra paciente de la disciplina.”

Cada triunfo, cada ápice de conquista, tiene sus raíces en la tierra fértil de la autodisciplina. Es el cuidado constante, la poda de las distracciones y el riego de los hábitos productivos lo que permite que nuestro jardín de logros florezca.

Piensa en un agricultor que espera la cosecha. No se desespera ante la espera, sino que se dedica a nutrir la tierra, a proteger los brotes. La realización es esa cosecha esperada, resultado de una siembra metódica y de una paciencia que sabe que el tiempo es un aliado.