“El amor es la alquimia del alma, transformando lo ordinario en lo sublime.”

El amor, en su esencia más pura, es una fuerza transmutadora. No se trata solo de un sentimiento, sino de un proceso alquímico que eleva nuestras experiencias cotidianas a un plano de maravilla y significado.

Imagina una sencilla piedra gris que, al ser tocada por un rayo de sol, irradia destellos dorados. Así es el afecto verdadero: tiene el poder de revelar la belleza oculta en lo mundano, de encender la chispa que convierte un día cualquiera en una memoria preciosa.

Este enamoramiento esencial nos enseña a ver el mundo a través de una lente de gratitud y asombro, encontrando poesía en las rutinas y milagros en los encuentros. Es la capacidad de sentir la divinidad en lo humano.