“El amor es el alquimista que transforma la ordinario en extraordinario con solo su presencia.”

A veces, la rutina y la familiaridad pueden opacar la magia de lo cotidiano. El amor posee una cualidad transformadora, como la del alquimista que convierte metales comunes en oro.

La simple presencia de alguien a quien amamos puede elevar una tarde gris en un evento memorable, o un gesto simple en una expresión de profunda devoción. Es una alquimia del espíritu que enriquece la percepción.

Este cariño especial impregna cada momento, dotando de significado y brillo a las experiencias que de otro modo pasarían desapercibidas.