“La entrega total del amor es un pacto de almas que se reconocen.”

El amor pleno no es posesión, sino un ofrecimiento voluntario y sincero de uno mismo. Es un reconocimiento mutuo de valor y un compromiso de cuidar ese vínculo sagrado.

Es como dos ríos que unen sus caudales para formar uno más grande y poderoso. Esa fusión, ese deseo de compartir el viaje y de crecer juntos, marca la profundidad de un amor que se entrega sin reservas.