“La admiración es el sol que alimenta la flor de la pasión.”

La pasión se aviva y se mantiene vibrante cuando existe una admiración genuina por la persona amada. Reconocer y valorar sus cualidades únicas es lo que mantiene viva la llama del deseo y el entusiasmo.

Piensa en una planta que, al recibir la luz del sol, crece vigorosa y despliega sus colores. La admiración actúa como esa luz para la pasión, nutriendola y permitiendo que se manifieste en su máximo esplendor.