Amor Amor

“Donde florece el cariño, la vida se viste de eterna primavera.”

El arraigo del afecto genuino es un bálsamo para el alma. Cuando cultivamos y recibimos un cariño sincero, cada día se renueva, como si el sol brillara con más intensidad y la naturaleza ofreciera sus mejores galas.

Es como tener un jardín interior donde las estaciones nunca cambian drásticamente. Las dificultades se vuelven brisas pasajeras y los logros, frutos maduros. Este apego nutriente transforma la percepción del mundo, tiñendo todo de una vitalidad constante y cálida.

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