“El amor es la alquimia que transmuta la soledad en compañía.”

A veces, la vida nos sumerge en la introspección, un viaje solitario por nuestros propios pensamientos. El amor, sin embargo, tiene el poder de transformar esa introspección en un diálogo fecundo.

Imagina una habitación vacía, iluminada por una única vela. La luz es hermosa, pero limitada. Ahora, introduce a otra persona, cuya presencia no solo duplica la luz, sino que crea un reflejo, un eco, una calidez que antes no existía. Esa es la alquimia del afecto, la magia de convertir un espacio individual en un universo compartido.

Es la chispa que enciende la complicidad, la resonancia que convierte un suspiro en una melodía a dúo, demostrando que la verdadera plenitud reside en la conexión.