“Nuestro afecto es un eco en el vasto silencio del cosmos.”

Imagina el universo, una inmensidad de estrellas y galaxias en constante expansión, un lienzo negro salpicado de luces. En medio de esta grandiosidad, un pequeño acto de cariño se eleva como un sonido, una melodía suave pero persistente.

Ese apego que sentimos, esa conexión profunda, resuena en el vacío, demostrando que incluso en la escala más cósmica, la ternura y la cercanía tienen un significado trascendental. Es un recordatorio de que no estamos solos, sino que somos parte de una red invisible de interacciones.