Amor Amor

“La devoción que profesamos es el ancla en la tormenta de la vida.”

La vida, como un mar embravecido, nos azota con vientos huracanados e imprevistos. En medio de estas tempestades, la devoción hacia alguien se convierte en ese firme ancla que nos sujeta, impidiendo que seamos arrastrados por la deriva.

Es la fuerza silenciosa que nos da estabilidad, la luz que guía nuestro navío en la oscuridad. Saber que hay un puerto seguro, un ser al que aferrarse, nos permite navegar con valentía, confiados en que, pase lo que pase, no naufragaremos.

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