“La ternura es el susurro del corazón que calma las tormentas del alma.”

Esta frase personifica la ternura como una fuerza reconfortante y pacificadora.

Cuando las tribulaciones y los miedos agitan el alma, creando tormentas internas, es la ternura, esa expresión suave y amable del afecto, la que puede traer la calma. No es un grito, sino un susurro, una caricia verbal o física que alivia la ansiedad.

Este pequeño pero poderoso acto de amor tiene la capacidad de disipar las nubes de la angustia, de calmar las olas del desasosiego y de recordar a la persona que no está sola en su lucha. Es el bálsamo del corazón, un recordatorio de la conexión y el cuidado que trae paz.