“El amor es la alquimia del alma, transformando lo ordinario en oro puro de conexión.”

El afecto más profundo no reside en la belleza externa o la riqueza material, sino en la capacidad de ver la luz interior de otro ser. Es esa chispa invisible que, al encontrarse con otra similar, enciende una lumbre capaz de transmutar las miserias cotidianas en momentos de una dicha inigualable.

Imagina un viejo orfebre, observando un trozo de metal sin pulir. Con paciencia y sabiduría, lo calienta, lo martillea y lo pule hasta revelar su brillo intrínseco. Así es el amor: un proceso de refinamiento mutuo, donde cada gesto de cariño, cada palabra de aliento, actúa como el fuego y el martillo que desvela la verdadera esencia, el oro de nuestras almas entrelazadas.