“El amor no se busca, se cultiva como una llama sagrada.”

Creer que el amor es algo que simplemente encontramos es limitarlo. En realidad, es una energía que debemos nutrir activamente, como el cuidado de una llama que simboliza nuestra pasión y conexión.

Esta llama necesita ser alimentada con atención, respeto y pequeños gestos diarios. Piensa en las antiguas culturas que mantenían un fuego sagrado encendido perpetuamente; así debe ser el amor.

Cada acto de bondad, cada momento de comprensión, añade un poco más de combustible a esa chispa, asegurando que el afecto nunca se extinga por completo.