“El amor no se mide en tiempo, sino en la intensidad de los momentos compartidos.”

La duración de una relación es solo una faceta; la verdadera medida del amor reside en la calidad y la profundidad de las experiencias que forjan el vínculo.

No se trata de cuántos años pasamos juntos, sino de cuántas vidas vivimos en esos años a través de momentos de profunda conexión, risas compartidas y apoyo mutuo. El enamoramiento se profundiza con la intensidad, y el cariño se consolida en la riqueza de estas vivencias.

Piensa en un breve pero inolvidable viaje. Podría durar solo unos días, pero la riqueza de las experiencias, las vistas asombrosas y las emociones vividas lo hacen más memorable que años de rutina. Así es el amor: la intensidad de cada instante compartido lo que verdaderamente define su valor.