“Tu risa es la melodía que desarma mis miedos y me recuerda la dulzura de existir.”

La alegría que emana de la persona amada tiene un poder terapéutico, capaz de disipar las preocupaciones y renovar nuestro sentido de la vida.

Esa risa, ese sonido tan personal y particular, es como una sinfonía que llega directamente al alma, desmantelando las defensas construidas por el temor y la ansiedad. El afecto se manifiesta en esa vulnerabilidad que permite que la dulzura de la existencia nos invada a través de este sonido.

Imagina a un guerrero curtido en mil batallas, que tras un día agotador, escucha la risa despreocupada de un niño. Esa risa tiene el poder de relajar sus músculos tensos y recordarle la inocencia y la belleza del mundo. La risa del ser amado tiene esa misma capacidad para nosotros, devolviéndonos a un estado de paz y plenitud.