“El apego genuino se cultiva en el jardín de la confianza y la honestidad.”

Este vínculo se nutre de la sinceridad, permitiendo que las raíces del afecto se hundan profundamente.

Como una planta que necesita suelo fértil y agua pura para crecer, el apego florece cuando existe una comunicación abierta y una fe inquebrantable en el otro. Sin estas bases, el crecimiento se ve limitado, pero con ellas, la conexión se vuelve robusta y hermosa.