“Amar es ser el faro que guía al otro hacia su propio puerto seguro en la tormenta.”

En las vicisitudes de la vida, el amor puede manifestarse como un punto de referencia inquebrantable. Ser un faro para la persona amada significa ofrecer estabilidad, esperanza y dirección cuando todo parece incierto. Es ofrecer esa luz constante que permite a la otra persona encontrar su camino de regreso, su refugio.

Este acto de guía y protección fortalece el apego, demostrando una devoción que protege y un afecto que ilumina.