“La pasión es el huracán que sacude las ramas del afecto, fortaleciéndolas para el futuro.”

En la danza del amor, la pasión actúa como un viento poderoso, no para destruir, sino para renovar. Es esa energía arrolladora que reaviva la llama del afecto, sacudiendo las rutinas y las complacencias.

Visualízalo como un torbellino que, al pasar, despeja el polvo acumulado en las hojas, permitiendo que el sol del cariño penetre con más fuerza. Las ramas, sometidas a su embate, se cimbrean, sí, pero al resistir se vuelven más flexibles y resistentes. Es esta intensidad, este trance, lo que a menudo consolida la devoción y ancla la conexión en un nivel más profundo, preparándolas para las estaciones venideras.