“Aceptar las grietas del otro es amar la obra completa, no solo la fachada pulida.”

El amor auténtico abraza la imperfección. Reconocer y valorar las debilidades y errores de la persona amada es parte esencial de un afecto profundo y real.

Piensa en una vasija de cerámica antigua, cuyas pequeñas imperfecciones añaden carácter y belleza única. El amor ve esas "grietas" no como defectos, sino como parte intrínseca de la belleza y la historia de la persona.