“El amor es la fuerza que resucita al alma dormida.”

Hay momentos en que la apatía o el desánimo pueden adormecer el espíritu. Es en esos instantes donde el amor, con su energía revitalizante, tiene el poder de despertar y avivar el alma, devolviéndole su vitalidad.

Este afecto transformador, ya sea de amistad, familiar o romántico, actúa como un bálsamo para las heridas invisibles. La devoción que se manifiesta en el apoyo incondicional puede ser el catalizador de esa resurrección interior. El enamoramiento puede ser el primer rayo de luz que disipe la oscuridad.

Piensa en una semilla que, enterrada en la oscuridad, recibe el agua y el sol y finalmente brota, desplegando su vitalidad. El amor es ese estímulo que permite el renacer del espíritu.