“La pasión es el catalizador que enciende la alquimia del enamoramiento.”

La pasión, esa fuerza vital y electrizante, actúa como el agente que inicia el proceso transformador del enamoramiento. Es la chispa que enciende la química, el deseo y la conexión profunda entre dos personas.

Este ardor inicial, lejos de ser fugaz, sienta las bases para un afecto más duradero. El enamoramiento, impulsado por la pasión, se convierte en la aventura de descubrir al otro. La devoción se manifiesta en el deseo de mantener viva esa llama inicial.

Piensa en la levadura que hace que la masa del pan crezca y se expanda. La pasión es ese fermento que da vida y volumen a la relación.