
“Somos la canción de cuna que calma las pesadillas del alma.”
Cuando las sombras de la ansiedad o el miedo acechan, el amor ofrece un consuelo profundo, una melodía tranquilizadora que ahuyenta las tribulaciones internas. Somos la nana que arrulla el espíritu.
El afecto es la melodía suave. El cariño es la voz que la entona. El enamoramiento es el primer susurro de paz. La devoción es la constancia de esa canción, siempre presente.
Este apego, esta conexión íntima, crea un santuario de serenidad. La pasión se manifiesta en la calidez de ese abrazo que disipa las inquietudes, permitiendo que el alma descanse.