
“El amor es el imán que atrae dos universos en un solo latido.”
El destino, a veces caprichoso, nos presenta a personas con universos propios. El amor actúa como un imán cósmico, atrayendo dos de estas esferas hasta que sus latidos se sincronizan, creando una única y poderosa vibración.
El afecto es la fuerza magnética inicial. El cariño intensifica esa atracción. El enamoramiento es el momento en que los polos se encuentran y se adhieren inseparablemente.
La devoción asegura que la atracción sea perpetua. Este apego sincroniza los ritmos internos, fusionando experiencias y destinos. La pasión es la energía que mantiene este campo magnético poderoso y constante.