“El afecto verdadero no es un hallazgo, es una continua construcción ladrillo a ladrillo, alma con alma.”

Esta frase nos invita a repensar el enamoramiento como algo más que una simple emoción fugaz.

El afecto, el cariño y la devoción no son regalos que se encuentran al azar, sino proyectos que se edifican con esfuerzo mutuo, con pequeños gestos y grandes decisiones. Como constructores de nuestra propia felicidad, debemos invertir tiempo, energía y compromiso para que el amor florezca.

No se trata de buscar la "media naranja" perfecta, sino de fusionar dos almas incompletas que se complementan y se apoyan en el camino. El apego verdadero implica superar obstáculos juntos, celebrar los triunfos y aprender de los errores. Implica un constante trabajo de autoconocimiento y aceptación del otro.

Al final, la pasión perdurable no reside en la intensidad del primer flechazo, sino en la solidez de los cimientos que hemos creado juntos, ladrillo a ladrillo, alma con alma.