“El afecto verdadero no busca la perfección, sino abrazar las imperfecciones con devoción.”

La frase nos invita a replantear nuestra concepción del amor. A menudo, idealizamos el enamoramiento y buscamos una versión perfecta en nuestra pareja o en nuestros seres queridos. Sin embargo, la autenticidad del cariño reside en aceptar y amar las peculiaridades y defectos del otro.

El apego genuino se basa en la comprensión y la empatía, reconociendo que todos somos seres imperfectos en constante evolución. Buscar la perfección es un camino frustrante que nos aleja de la verdadera conexión.

La devoción, en este contexto, implica un compromiso incondicional con el bienestar del otro, celebrando tanto sus fortalezas como sus debilidades. Abrazar las imperfecciones es un acto de valentía y generosidad que fortalece los lazos afectivos y fomenta un

relación más profunda y significativa.