“La constancia es el eco que resuena incluso cuando la voz se ha silenciado.”

A veces, nuestro esfuerzo más grande ocurre cuando nadie está mirando, cuando la fuente aparente de nuestra energía parece haberse agotado. La constancia, en esos momentos, se convierte en un eco interno, un recordatorio persistente de nuestro propósito que nos impulsa a seguir.

Piensa en una melodía que sigues tarareando, incluso después de que la música ha terminado. Esa melodía interna es la constancia. Es la fuerza que, una vez cultivada, resuena en nosotros, recordándonos nuestra dirección y nuestra capacidad de continuar, incluso en la quietud. La resistencia se manifiesta en este recuerdo interno que nos empuja hacia adelante.