“La semilla de la convicción, regada con paciencia, germina incluso en suelos estériles.”

Visualiza un jardín en un desierto, donde la tierra parece muerta y la lluvia escasa. Aun así, una semilla de convicción, cuidada con diligencia, encuentra el modo de brotar.

La paciencia es el agua vital que nutre la convicción, esa creencia profunda en un objetivo. La perseverancia se manifiesta en el acto de seguir regando, de seguir cuidando, incluso cuando los resultados no son inmediatos o esperanzadores. Es la tenacidad de la vida misma, que busca manifestarse y florecer a pesar de las condiciones más adversas.