“El alfarero de sueños molddea con la paciencia de la constancia.”

Un sueño es como la arcilla húmeda, maleable pero vulnerable. Requiere de manos cuidadosas y un propósito firme para tomar la forma deseada.

La constancia es la mano del alfarero. Cada toque, cada giro en el torno, representa un esfuerzo continuo y dedicado. La paciencia, esa virtud paciente, permite que la arcilla se endurezca gradualmente, hasta que el objeto creado sea sólido y hermoso, reflejo de una voluntad inquebrantable.