“La fe inquebrantable en tu camino se nutre de la constancia de tus pasos.”

Imagina a un explorador adentrándose en una selva densa, donde el camino no está claro. La fe es la brújula interna, la creencia en que hay un destino al otro lado. La constancia de sus pasos, el abrirse paso a través de la vegetación con cada pisotón, es lo que valida esa fe.

Esta frase resalta la interconexión entre la creencia y la acción. La fe no es solo esperar, es actuar con convicción. Cada paso dado, cada esfuerzo realizado, fortalece la creencia en que el objetivo es alcanzable. La constancia se convierte en la prueba tangible de que tu fe no es ciega, sino que está respaldada por una determinación activa y continua.