“La terquedad de un soñador es la roca sólida ante la corriente del escepticismo.”

Imagina a un soñador, con sus visiones audaces y sus metas ambiciosas, enfrentándose a la corriente constante de opiniones escépticas y dudas ajenas. En lugar de ser arrastrado por el escepticismo, el soñador se aferra a su convicción con una terquedad admirable. Esta "terquedad" no es obstinación vacía, sino la firmeza de quien conoce la verdad de sus aspiraciones. Es la roca sólida que se interpone en el camino de la corriente, permitiendo que el agua la rodee y continúe su curso, mientras la roca permanece inmutable, defendiendo el terreno de sus sueños.