“La brújula del alma no teme a las mareas cambiantes, solo apunta al faro interior.”

Esta frase evoca la idea de que la perseverancia no es ciega a las dificultades, sino que las navega con un propósito firme.

Imagina a un marinero experto, cuya brújula, más allá de las olas embravecidas o las calmas engañosas, siempre detecta la dirección correcta hacia su destino.

Así, nuestra determinación innata, nuestra tenacidad intrínseca, actúa como esa brújula, guiándonos a través de las vicisitudes de la vida.