“El anhelo persistente es la brújula que nunca olvida su norte.”

El anhelo que nos impulsa, cuando se nutre de persistencia, se convierte en una brújula infalible. No se desvía por los desvíos temporales del camino, sino que mantiene su aguja firmemente apuntando hacia la dirección deseada, recordándonos siempre nuestro propósito.

En la travesía de la vida, este anhelo persistente es nuestra guía más fiel, especialmente cuando las nieblas de la duda o los caminos tortuosos intentan confundirnos. Su constancia nos asegura que, a pesar de los rodeos, siempre nos acercamos, paso a paso, a nuestro horizonte.